En los últimos tiempos está aflorando la costumbre de poner antiguos nombres de Badajoz a fiestas locales, establecimientos comerciales, etc. El último caso que conocemos es la marca de vino Basangus, de Vinícola Guadiana, Almendralejo, que da nombre a uno de sus más distinguidos caldos.
Para ilustrar al personal sobre nombres antiguos de Badajoz, voy a exponer a continuación una lista numerosa, entresacada de dos cronistas de Badajoz. Uno, antiguo, Nicolás Díaz y Pérez, en su monumental obra España. Sus monumentos y Artes. Su Naturaleza é Historia, en el capítulo correspondiente a "Extremadura (Badajoz y Cáceres)", concretamente, el titulado "Del nombre antiguo de Badajoz" (Barcelona, Establecimiento Tipográfico-Editorial de Daniel Cortezo y Cía, 1887). Y el otro, del actual cronista, Alberto González Rodríguez, en otra más modesta, Badajoz vivo. La Guía del 93 (Badajoz, Publex, Tecnigraf, 1993), en su capítulo titulado "El nombre de Badajoz". SEGÚN NICOLÁS DÍAZ Y PÉREZ
Estos son los nombres recogidos por Nicolás Díaz y Pérez, por cierto, un cronista y historiador poco escrupuloso y fiable, que cuando no sabía una cosa, se la inventaba. Y a otra cosa, mariposa. Así y todo, aquí están sus nombres: Baladaix, tierra de sanidad, tierra de nogales (árabe). Bathaljus, Monte del Valle (árabe). Baxangus, la llamó Vasco. Badtaxos, Ginés de Sepúlveda Bathalios, Omari ben Mohamed. Badallouce, Abi Mohamad. Badalocio, Abd El Maliki. Batalyos, Bad al doxi y Baldallaloz, los cronistas árabes de Conde Batlios, algunos manuscritos de la Biblioteca Escurialense Batalyaus, Almakarí, en la traducción de D. Pascual Gayangos. Badalioz, la Crónica de Alfonso VII, la Lusitana y la Conimbricense tercera. Badalioth, el Cronicón Compostelano. Badalocio, los Anales Complutenses y la Historia del Arzobispo de Toledo, don Rodrigo Jiménez. Vadalozum, la Crónica de Lucas de Tuy. Vadalocio, un privilegio de la Iglesia de Astorga, fechado en la era 1207, y citado por González Dávila. Balladozo, los Anales Toledanos segundos. Badalloz, un privilegio otorgado en la era 1293 a su Iglesia Catedral por D. Alfonso X, y citado por R. Dosma. Badalious, las Cántigas del Rey D. Alfonso el Sabio. Badajos, el poema de Alfonso XI. Baldajoz, el Cronicón Burgense. Badalouci, el Conimbricense primero y D. Alfonso X el Sabio. Badalouce, una Carta otorgada por D. Fernando de Portugal en la era 1417, y citada por el canónigo R. Dosma. Badalhosue, el Conimbricense quinto. Batalioz, la mayoría de los escritores del siglo IX. Badajioz y Batalloutio, en el siglo XII. Badaioz, Badallouce y Badallouco, en el siglo XIII; estos seis últimos nombres, encontrados por Fernández Guerra en documentos que no conocemos, ni él cita. Badaliauzu...
SEGÚN ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ
Y según Alberto González Rodríguez, historiador pacense de toda confianza, entre los nombres atribuidos al Badajoz histórico estaban:
Pax Augusta, Pax Julia, Civitas Pacis, Badia y Budúa, en época romana (descartadas).
Basgati y Basgatia, en tiempos visigodos.
Badiao, Batalyos, Battalius, Battalos, Bele-Aix o Baled-Colb (ciudad de la Paz), Beledajors (ciudad de la Muela), Wadi-Xaux (ciudad del río), Baxangus (tierra de vides), Baled-Ayx (tierra de Santos), Al-Balat y otros, en período árabe.
Badaliox, Badaliaca, Badalauche, Badallos..., en documentos cristianos posteriores a las referencias de Ayyan y Aben Adari, de mediados del siglo IX.
En épocas en que el romance estaba formándose a partir de las lenguas de los pueblos nativos y el latín vulgar, era muy común las mil y una formas con que tirios y troyanos fueron denominando a la ciudad. Hasta convenir en el actual de Badajoz. Está claro, ¿no?
